25 marzo 2018

Parque Nacional Mantadia. Andasibe.


Hoy será nuestro último día en Andasibe. A las 7 he quedado con el resto del grupo para desayunar antes de salir hacia el Parque de Mantadia.
Como ya comenté en el post anterior, el Parque Andasibe-Mantadia se divide en dos zonas:

  • la reserva de Analamazaotra que visitamos ayer 
  • el Parque Nacional Mantadia que queremos conocer hoy.
A las 7,30 salimos dirección al parking del hotel, donde hemos quedado con nuestro conductor y con el guía que conocimos ayer. Han estado hablando entre ellos y parece ser que tendremos que alquilar un vehículo ya que aseguran que con nuestro coche no podemos llegar a la entrada del parque.
Curiosamente, ayer el guía nos dijo que con un coche normal podríamos conseguirlo. Hoy ya no es posible y tendremos que pagar 150.000 ariaris ( 42€ ) por el alquiler de un vehículo.
En fin, esto es Africa....

Mientras el guía busca un todoterreno con el que poder llegar al parque, nosotros decidimos ir al cercano pueblo de Andasibe en nuestro coche para comprar algo de fruta, pan y agua. Luego quedaremos en la entrada del Parque Analamazoatra para salir desde allí hacia Mantadia.


El Parque Nacional Mantadia.
 


Está constituído por un bosque húmedo donde se pueden encontrar numerosas especies de anfibios, reptiles, aves y lemures, muchas de ellas endémicas.

Más de 1000 especies de plantas entre las que destacan las orquideas, también pueden ser encontradas dentro de las 15.500 hectáreas que conforman el parque.
Este parque situado a menos de 30 kms de Andasibe, goza de un clima tropical húmedo y cuenta también con una importante red fluvial con gran número de ríos que surcan los frondosos paisajes que se mueven entre los 800 y 1.200 metros de altitud.

La pista que conduce hasta su entrada no está en buenas condiciones por lo que en ocasiones puede encontrarse cerrada. Si no dispones de un vehículo adecuado, te verás obligado a alquilar uno. Tu guía se encargará de todo.
Hay varios circuitos dentro del parque y deberás pagar a tu guía por cada uno de los que quieras realizar.
La entrada al parque cuesta 45.000 ariaris.


Apenas tardamos 15 minutos en hacer las compras en Andasibe y volver a las puertas de la Reserva de Analamazoatra donde ya nos esperaba nuestro guía.
Cuando vimos el vehículo que nos iba a llevar hasta Mantadia, no podíamos dar crédito a nuestros ojos. Tras las primeras muestras de asombro, no pudimos evitar una sonora carcajada.
Frente a nosotros se encontraba un vetusto autobús que amenazaba con caerse a pedazos en cualquier momento. Lo que vimos cuando subimos a bordo no hizo más que confirmar nuestra primera impresión. Asientos rasgados, suelo con agujeros y ventanillas rotas nos dieron la bienvenida a una auténtica reliquia del siglo pasado.Sólo nos cabía confíar en que no se parara en cualquier momento.






Lo que inicialmente iba a ser un recorrido de algo más de una hora se convirtieron en dos interminables horas de viaje a través de una tortuosa pista de barro.
Tras atravesar unos humildes poblados cerca de Andasibe, no volvimos a tener rastros de presencia humana hasta llegar a las puertas de acceso al parque.




Hemos pactado con el guía hacer un circuito de tres horas en busca de la fauna del parque y otro de dos horas hasta una piscina natural. Deberíamos pagar 70.000 ariaris por el primero y 40.000 por el segundo pero como éramos 7 personas, las cantidades se doblarían.
En un principio habíamos pensado hacer otro de dos horas hasta unas cascadas pero finalmente desechamos esta última por pensar que podía hacerse demasiado pesado para una sóla jornada.
De momento acabamos de llegar al parque y ya adivinamos que será un día de sorpresas. Nuestro " vehículo 4X4 " se ha convertido en un viejo autobús y consecuentemente, lo que iba a ser una hora de viaje se han convertido en dos.

Eran algo más de las 10,30 cuando comenzamos el circuito para ver la fauna del parque. Unos pocos todoterrenos se encontraban aparcados a la entrada.
No habíamos caminado mucho cuando vimos unos lemures blanquinegros que atraían la atención de los escasos visitantes que nos habíamos acercado hasta el parque. Un poco más adelante nos topamos con los ya
habituales lemures marrones y a partir de aquí nuestro guía se limitó a llevarnos por estrechos y empinados senderos que nos hicieron sudar la gota gorda en un claro intento de cansarnos cuanto antes para emprender el camino de vuelta al coche.







Una vez más comprobamos que los guías se encuentran perdidos si no disponen de la ayuda de otros guías que les indiquen dónde se encuentran los animales. Si a esto añadimos que muchos guías no demuestran ningún interés en complacer a sus clientes, el resultado obtenido es a menudo decepcionante.
Lo que iba a ser un recorrido de tres horas se redujo misteriosamente a dos y de no ser porque tuvimos oportunidad de ver una especie de lemur no avistado hasta este momento, el de vientre rojo, podríamos haber considerado la visita como un auténtico fracaso además de decepcionante.








Ante nuestro asombro, nuestro guía nos llevó hasta el autobús para dirigirnos hasta el comienzo de nuestra siguiente ruta. Para llegar hasta allí debíamos tomar de nuevo la pista de barro en dirección a Andasibe y una vez llegados a la desviación, teníamos que hacer una ruta a pie hasta la piscina natural donde podríamos darnos un baño.
Apenas tardamos 20 minutos en llegar, a través de un ancho y cómodo camino que discurría paralelo al río. Los destrozos causados por el ciclón que ha mantenido cerrado el parque hasta hace poco, aún se dejaban sentir en el paisaje.








 
Cuando llegamos a la denominada " piscina natural", no pudimos disimular nuestra decepción ya que era un simple pozo que se formaba bajo una pequeña caída de agua sin demasiado encanto. El día estaba gris y fresquito, incluso nos había llovido bastante a lo largo del día, así que nos limitamos a hacernos unos bocadillos y aprovechar el tiempo del que disponíamos para llenar la tripa. Ni el tiempo, ni el lugar invitaban demasiado a darnos un chapuzón.







Con esta frustrante experiencia dimos por finalizado nuestro paso por el Parque Nacional de Mantadia. Nadie podía disimular que había resultado decepcionante y nos sentíamos engañados. Así se lo hicimos saber a nuestro guía durante el viaje de vuelta al hotel, asegurándole que este tipo de prácticas, a la larga perjudicarán sus intereses.
Lo que iba a ser un 4X4, se convirtió en un viejo y lento autobús, lo que iba a ser una hora de viaje se convirtieron en dos ( una hora más por trayecto ), lo que iba a ser un recorrido de tres horas buscando fauna se redujeron inexplicablemente a dos, lo que iba a ser una bonita ruta a una bella piscina natural se convirtió en un paseo de 15 minutos a un pozo en un río.....
Realmente, nos pareció una auténtica tomadura de pelo.


Nuestro recorrido 



A las 16,30 estábamos en nuestro hotel. Al menos conseguimos llegar sin percances, algo es algo.
Tras una ducha y un breve descanso, decidimos ir a cenar al mismo sitio donde comimos ayer por lo que llamamos a nuestro conductor para que nos llevara hasta allí.
Eran alrededor de las 7 y aunque era pronto para cenar, decidimos pedir los platos e irnos a tomar unas cervezas mientras los preparaban. Es la mejor opción para que no se te haga eterna la espera. De esta manera, cuando volvimos sobre las 8, ya teníamos la cena lista.

Cenamos cebú, pescado y platos locales pero el plato estrella de hoy serían los huevos fritos.





Como suele suceder cuando estás lejos de casa comiendo cosas poco habituales, cuando encuentras un sitio donde te preparen un huevo frito con patatas, el éxito está prácticamente garantizado.
A pesar de que disfrutamos con la gastronomía local de los lugares que visitamos, unos huevos fritos siempre son unos huevos fritos...😜
Tras pagar 180.000 ariaris ( 50€ ) por la cena de los 7, volvimos al coche para regresar al hotel.
Es nuestra despedida de Andasibe.
Mañana volvemos a Antananarivo.

Capítulo anterior: Reserva Analamazoatra
Próximo capítulo: De Andasibe a Tana

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