05 mayo 2014

Reserva Monteverde.




Tras la exitosa experiencia en el volcán Arenal, ha llegado la hora de abandonar este parque para dirigirnos a la Reserva de Monteverde. Sólo nos separan 110 kilómetros durante los cuales deberemos rodear la laguna Arenal para seguidamente tomar rumbo al sur hacia Monteverde.
No imaginábamos lo que nos esperaba…
Una carretera infernal sin asfaltar, sembrada de enormes socavones e interrumpida en varias ocasiones por derrumbamientos ocasionados por las abundantes lluvias de los últimos días, se convirtió en una tortura que parecía no tener fin. 
Un grupo de zopilotes parecían esperar su turno, al borde de la carretera.



Habíamos salido de La Fortuna a las 6,30 y pensábamos recorrer este trayecto con tranquilidad y haciendo todas las paradas que fueran necesarias para disfrutar de la ruta que discurría paralela al lago Arenal.
¡¡¡Lo que nunca imaginamos es que tardaríamos casi 5 horas en hacer 100 kilómetros!!!.
Por si esto fuera poco, al llegar a Tilarán la carretera pasó de ser infernal a ser….impracticable!!! 

Así pues, no resulta extraño entender que en algún momento tomáramos la dirección equivocada y acabáramos en Santa Elena en lugar de en Monteverde.
Teníamos pensado haber visto parte del parque por la mañana pero esos planes se habían ido al traste por completo.
Cuando por fin llegamos a Monteverde, nos dedicamos a recopilar información sobre la Reserva y a buscar un sitio para dormir que se ajustara a nuestro presupuesto. Unas básicas cabinas cercanas a la reserva serían las elegidas, cabinas Mariposa, donde nos cobrarán 30$ por una habitación triple con desayuno


Entre unas cosas y otras hemos perdido la noción del tiempo pero nuestros vacíos estómagos se empeñan en recordarnos que es hora de comer. Son ya la 1 del mediodía y decidimos ir a Sta.Elena a comer algo y a llenar el ya renqueante depósito de gasolina. 

El largo viaje y la mala climatología, nos invitan a tomarnos las cosas con calma.
Esta mañana hemos reservado plazas para hacer un tour nocturno por la Reserva pero no sabemos si se llevará a cabo ya que lleva toda la tarde lloviendo a mares . 

Pasamos toda la tarde paseando por el pueblo tratando de evitar los fuertes y frecuentes chaparrones que no cesan de caer y que sin duda son responsables de las verdes y exuberantes selvas que nos rodean.
Llegada la hora acordada, nos acercamos hasta la entrada al parque. Parece que finalmente haremos el tour, gracias a que la lluvia ha decidido tomarse una pequeña tregua.
No vemos gran cosa durante la caminata y casi todas las especies observadas se limitan a insectos, mariposas, murciélagos y unos curiosos hongos luminosos. Una tarántula y un olingo, mamífero carnívoro de hábitos nocturnos, pusieron el broche final a la visita.
Era hora de volver a nuestro alojamiento, cenar algo en el porche de nuestra cabina y meterse a la cama. Mañana hay que madrugar para visitar Monteverde.


A las 6 ya estamos arriba y tras un potente desayuno, nos dirigimos a la Reserva. Pagamos los 12$ por persona que entonces costaba la entrada (ahora, en el 2014, cuesta 17$) y comenzamos a recorrer sus senderos.

La Reserva Biológica Monte Nuboso Monteverde, creada en 1972, es de carácter privado y está situada a unos 5 kms de Sta.Elena. Alberga en su interior más de 100 especies de mamíferos, 400 de aves, 120 de anfibios y reptiles y 3000 de plantas entre las que destacan 420 tipos de orquídeas (un tercio del total nacional) y por supuesto, decenas de miles de insectos.
El 50% de la fauna y flora de todo Costa Rica puede ser encontrada en el interior de esta Reserva, lo que atrae a gran número de turistas ávidos por recorrer los 13 kms de senderos perfectamente delimitados que recorren el recinto.















Durante cuatro horas recorrimos este precioso bosque tropical moviéndonos entre los majestuosos árboles de los que cuelgan las bromelias, los musgos, las orquídeas y otro gran número de plantas que los parasitan.
La espesura de la vegetación impide en gran medida, el avistamiento de la abundante fauna que puebla la Reserva. De hecho, durante nuestro recorrido solamente pudimos ver pequeños pajarillos, alguna ardilla, una comadreja y un coatí.


 
Un curioso puente colgante a más de 20 metros del suelo, permite ver el bosque desde otra perspectiva totalmente diferente.
A pesar de que a esta zona también se acerca mucha gente a practicar “canopy”, una práctica que consiste en recorrer el bosque a través de unos cables de acero que se fijan a los troncos de los árboles y por los que te desplazas gracias a un equipo de arneses, eslabones y poleas, nosotros declinamos esta posibilidad.
Dimos por finalizado nuestro paso por la Reserva de Monteverde y tomamos rumbo hacia nuestro próximo destino: Playa Coco.







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