14 junio 2012

Llegada a Johannesburgo, atípica ciudad africana. SUDAFRICA


Estábamos a punto de comenzar uno de los viajes más improvisados de nuestra vida.
El hecho de que la agencia con la que íbamos a realizar el viaje, nos dejara “tirados” a falta de un mes de nuestra partida, impidió que hiciéramos un estudio exhaustivo de nuestra ruta por el sur africano.
Así que salimos hacia Johannesburgo sin tener muy claro si podríamos llevar a cabo todos nuestros planes.   
En aquellos años, la información que podía encontrarse sobre esta zona del continente africano en foros y demás páginas de viajes, era bastante escasa. Mucho más aún, si deseabas encontrar información para realizar el viaje a tu aire y utilizando transportes públicos.
Afortunadamente, en los últimos años, la información se ha ido multiplicando y no es difícil encontrar todo tipo de detalles y consejos para moverte por esos maravillosos rincones africanos.                       
Con este nuevo relato, pretendo dar a conocer los detalles, lugares y sobre todo, una forma distinta de llegar a los distintos puntos de interés. De hecho, aún hoy, no es frecuente encontrar gente que se haya movido entre los distintos países que visitamos, a través del transporte público. Realmente, en algunas ocasiones, esto se convirtió en una auténtica odisea de la que afortunadamente, siempre salimos airosos.

No eran las 23 horas cuando llegamos a Madrid, donde deberíamos tomar el avión que nos llevaría a Johannesburgo, a las 0,35. 
Nuestro primer contratiempo no tardaría en llegar: el vuelo saldría a las 8. 
Nos dirigimos al mostrador de atención al pasajero donde nos informaron de que teníamos pagado el hotel, la cena y el desayuno de mañana. Dormiremos en el hotel Trip y tras el desayuno, nos llevarán al aeropuerto a las 6,30.
A través de internet, habíamos alquilado un coche en Johannesburgo con el que haríamos la primera etapa de nuestro viaje. Queríamos visitar el parque Kruger y decidimos que la mejor manera era hacerlo a nuestro aire con un coche particular. 
Pero ahora debíamos cambiar las fechas de alquiler debido al cambio horario del vuelo.
Mientras esperábamos nuestra nueva hora de embarque, conseguimos cambiar el día de recogida del coche desde el mismo aeropuerto.
Finalmente, tampoco saldremos a las 8 sino a las 10,20 y tras más de 9 horas de vuelo, aterrizamos en la capital sudafricana. 
Tras los trámites de rigor y recoger el equipaje, unos sacamos algo de dinero en un cajero mientras otros buscan información sobre posibles alojamientos. 
Hay un pequeño mostrador en el mismo aeropuerto donde disponen de este tipo de información y donde acordamos una habitación triple con desayuno por 600 rands; el transporte serán otros 50.


 
El hotel resulta ser una especie de albergue con piscina y buen ambiente.
Tras compartir las primeras cervezas con un argentino que lleva tres meses trabajando como guía turístico, subimos a la habitación para cenar un poco de embutido antes de echarnos a dormir. 
Mañana nos levantaremos a las 6 y tras el desayuno, saldremos hacia el aeropuerto donde debemos recoger el coche.

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